La emergencia climática nos advierte la necesidad de actuar urgentemente y coexistir con la naturaleza
En los últimos días hemos evidenciado cómo los desastres naturales cada vez son más frecuentes y más intensos. Hoy me tomo espacio para contar por qué lo que está sucediendo es un nuevo llamado a tomar medidas urgentes que nos permitan coexistir con la naturaleza para resarcir el daño.

El 29 de octubre de 2024 marcó un hito en la historia de las catástrofes naturales. Desde ese día Valencia, en el este de España, ha estado ante los ojos del mundo por las graves inundaciones ocasionadas por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) un fenómeno meteorológico que provocó fuertes lluvias, equivalentes a un año de precipitaciones.
Este fenómeno natural se da por el choque entre una masa de aire polar frío que circula a altitudes muy elevadas, con el aire cálido y húmedo del Mar Mediterráneo, trayendo como consecuencia fuertes tormentas.
De acuerdo con un estudio realizado por World Weather Attribution (WWA), El cambio climático hizo un 12% más intensas y el doble de probables las lluvias de esta DANA, esta misma colaboración académica indica que “lo más preocupante es que su frecuencia e intensidad están seriamente relacionadas con el cambio climático, pues el aumento de la temperatura en el Mar Mediterráneo”. Las pérdidas humanas, ambientales y materiales han sido impactantes y nos hablan de la necesidad de intensificar las acciones para disminuir la temperatura del planeta.
Poniendo la mirada en el escenario latinoamericano, en la última semana nos encontramos en alerta por el Huracán Rafael, inicialmente considerado una tormenta tropical. Si bien su paso por Colombia no representó mayores afectaciones, en Cuba se presentó con vientos máximos sostenidos de 185 kilómetros por hora, un aumento considerable en el nivel del mar y un apagón.
También, ha sido frecuente ver en estos días de lluvias inundaciones en diferentes regiones del país, entre ellas la ocurrida en Bogotá, que encendió las alertas. Al respecto, en una entrevista para El Tiempo el profesor de la Universidad Javeriana, Darío Hidalgo expresó que aunque estos fenómenos no son recientes, en el caso de las inundaciones en la Autopista Norte, están relacionados con que “fue construida, al igual que gran parte de Bogotá, sobre humedales, particularmente los de Guaymaral y Torca”.
Asimismo, desde este fin de semana el departamento del Chocó está atravesando una fuerte emergencia climática que tiene a cien mil personas damnificadas y, de acuerdo con la gobernadora de esta región, Nubia Córdoba “es la emergencia de mayores proporciones en la historia del departamento”, que afecta a más de 30.000 familias.
Con este rápido panorama, nos enfrentamos a la necesidad de tomar acciones inmediatas, aplicables en el largo plazo. Hace algunos días estábamos en la COP16 discutiendo, reflexionando y analizando el futuro del planeta, es entonces el momento de no perder el impulso y articularnos entre organizaciones públicas y privadas, con la ciudadanía y los gobiernos del mundo, para revertir los efectos del cambio climático.
Una vez más la naturaleza nos está llamando a hacer las paces y a coexistir con ella, disminuyendo nuestra huella y tomando medidas estratégicas que desaceleren el aumento de la temperatura y la pérdida de los ecosistemas estratégicos.

Jaima Andrés García
Director Ejecutivo Masbosques.
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